lunes, 18 de diciembre de 2017

VACACIONES EN CRETA (IV) - Junio/Julio 2017

Viene de Vacaciones en Creta (III) 

La mañana del domingo nos despertamos demasiado temprano, incluso para lo que solemos madrugar nosotros. De hecho, fuimos los primeros en ir a desayunar y las camareras aún estaban montando el buffet (que por otro lado, estaba todo buenísimo). Una vez desayunados, en el agroturismo poco se podía hacer (además de haraganear, reposar, relajarse…). La piscina aún no estaba abierta y hacer una excursión por los campos de los alrededores, con una temperatura que ya superaba los 30 grados a las 8 de la mañana, pues… como que no apetecía. Entonces pensamos, ¿y si…  nos vamos a ver las ruinas de Knossos? De entrada no estaba en nuestros planes visitar el recinto arqueológico por varios motivos, uno de ellos es que no sabíamos demasiado bien cómo encajarlo en nuestro calendario, ya que no nos quedaba muy a mano y no nos queríamos dar tostones de coche. El calor nos echaba un poco atrás. Por otro lado y precisamente por la temperatura, también habíamos renunciado a conocer la Garganta de Samaria. Así que nos encomendamos a San Cristóbal, patrón de los viajeros y nos lanzamos por las montañas de Creta, curva arriba, curva abajo, hasta llegar a Knossos. 

La zona está a unos 5 km de Heraklion y el Palacio está bien indicado. Como recibe hordas de turistas, lo mejor es ir temprano para evitar agobios. Además, alrededor hay varios parkings de pago pero también alguno gratuito que se llena el primero, claro. Dado nuestro madrugón, no hicimos mucha cola para entrar, nada que ver con la cola de gente que había ante las taquillas cuando nos íbamos.

Como pasa muchas veces, la realidad histórica se entrelaza con la leyenda. El recinto arqueológico de Knossos está considerado como el centro y punto más representativo de la Civilización Minoica, una cultura neolítica exclusiva de la isla de Creta y que se extinguió hacia el siglo 5 AC. Recibió el nombre de minoica precisamente cuando el arqueólogo Evans (principios del s.XX) desenterró la mayor parte de las ruinas de Knossos y las relacionó directamente con el mítico palacio del Rey Minos, mencionado en la Odisea de Homero, el mismo que mandó construir un laberinto para encerrar al famoso Minotauro.

Cuernos de la Consagración

Fresco de las Procesiones, Propíleo Sur

Fresco del Toro, entrada norte
El complejo es enorme y está distribuido en varias alturas. Una vez se accede, pueden recorrerse libremente las diferentes construcciones: el megaron del rey y el de la reina (con el fresco de los Delfines), el salón del trono, el fresco del Príncipe de los Lirios… El Propíleo Norte es la antigua entrada norte del palacio y actualmente es la fotografía más conocida, gracias a las columnas rojas que esconden el Fresco del Toro en azul. Otro toro no menos famoso es el que aparece en el fresco del Salto del Toro, que representa un ritual deportivo de aquellas épocas. En realidad me apena, porque nosotros en nuestra ignorancia y con el cerebro derretido por el calorazo, no le dimos la importancia que seguramente se merece el conjunto.

Fresco de los Delfines

Fresco de las Damas

Fresco del Salto del Toro

Cuando decidimos que nos habíamos empapado suficiente de cultura, salimos de Knossos directos a por una botella de agua y un helado. De vuelta al hotel nos perdimos por esos montes griegos abrasadores y lo que era un camino de unos 50 minutos se convirtió en dos horas. Gracias señor por haber inventado el aire acondicionado en los coches, que si no hubiéramos perecido por ahí…

La vuelta a Atenas

La mañana del lunes, nuestro día de vuelta a la civilización, nos levantamos (atención) con 10 grados menos!!! Parecía que la ola de calor empezaba a remitir, ahora que nos íbamos. Aun así, se esperaban máximas de unos 35 grados, pero a nosotros nos parecía que estábamos en el polo norte…

Pasamos la mañana, hasta las 12 aprox. en la piscina del hotel. Y después, con mucha pena, recogimos nuestros bártulos y nos fuimos a Heraklion. Habíamos llegado a Creta en un ferry de Atenas a Chania, pero volveríamos vía Heraklion. Al reservar los billetes online vimos esta posibilidad multitrayecto y la escogimos, ya que nos permitía aprovechar un poco mejor los días en la isla. De Heraklion tenemos poco que contar, ya que llegamos a mediodía, entramos en un fast food a comer algo y después de comer deambulamos un poco por el centro. Íbamos con las mochilas a cuestas y hacía calor, así que en cuanto pudimos nos dirigimos al puerto a embarcar en nuestro ferry. La capital de Creta nos pareció menos bonita que Chania, pero si hubiéramos tenido más tiempo, no nos hubiera importado pasar un día o día y medio allí para conocerla mejor.

Puerto de Heraklión

Fuente de los Leones, Heraklión

Zarpando en el Ferry

Atenas

Llegamos sobre las siete de la mañana ya que el trayecto de ferry desde Creta es nocturno. Cogimos el metro desde El Pireo hasta la Plaza Omonia y nos dirigimos al Hotel Economy, donde pasaríamos una noche. Este hotel lo conocía de una visita anterior y lo volví a reservar ya que por precio y localización, me parece bastante correcto (sin lujos y bastante “vintage”, pero correcto). Tuvimos mucha suerte, ya que pudimos acceder a la habitación antes de la hora oficial de check-in. Esto nos permitió asearnos un poco y empezar con nuestro plan del día bastante antes de lo que habíamos pensado. 

Partimos de la Plaza Omonia. De aquí hasta la Plaza Monastiraki hay un paseo de poco más de un kilómetro en línea recta, la calle Athinas. Tengo la suerte de haberla recorrido varias veces y me encanta, ya que te permite ver la Atenas popular, más allá del Partenón. Ambas aceras son una sucesión de pequeñas tiendas de barrio, kioskos, cafeterías y kebabs… y el mercado. El mercado es espectacular. Tiene una parte cubierta, con varios pasillos dedicados a la carne o al pescado. Los tenderos y la mercancía están a pie de pasillo y es todo gritos y jaleo. La parte de fruta, verdura, frutos secos y demás cachivaches, está en una serie de paradas a pie de calle. Al que le gusten los mercados, no debe perdérselo. No encontraréis ni un turista dentro.

Mercado de Atenas

Mercado de Atenas

Una vez en la Plaza Monastiraki el bullicio aumenta, ya que esta zona vuelve a ser una de las más populares de la ciudad, también a nivel turístico. Ésta, junto con el colindante barrio de Plaka, son las zonas consideradas más antiguas de Atenas. Desde aquí vemos la Acrópolis (Ciudad Alta) y por supuesto, el Partenón. Monastiraki y Plaka son barrios de calles tortuosas y anárquicas, con un increíble aire turco, muchas de ellas peatonales y muy enfocadas al comercio. Según vayáis paseando os encontraréis con varias maravillas del mundo antiguo como la antigua Biblioteca de Adriano o las Ágoras, o no tan antiguo, como la Catedral de Atenas. Hay varias calles principales que nos pueden servir de guía para orientarnos, como la calle Ermou, Mitropoleos o Adrianou. Parece mentira, pero a nosotros (y a varias personas que nos encontramos por el camino), nos costó acceder a la Acrópolis desde este lado de la colina. Sabíamos que está en lo alto y que teníamos que subir, pero las indicaciones son escasísimas y en algunos momentos, las calles son tan estrechas y tortuosas que la perdíamos de vista.

Plaza Monastiraki

Biblioteca de Adriano, Partenón al fondo

Barrio de Plaka

Catedral, Plaza Mitropoleos

Hay varios tipos de entradas según lo que se quiera visitar. Nosotros cogimos la entrada simple, 20€ por adulto, porque sólo íbamos a entrar a la Acrópolis, pero si pensáis ver otros monumentos, existen entradas combinadas. Poco puedo decir yo de la Acrópolis que no se encuentre en internet, así que, dejo unas fotos para la posteridad.

Teatro de Dionisio

Teatro de Dionisio

Erecteión

Partenón

Texto en Griego 

Templo de Atenea

Acabada la visita, salimos por el lado sur de la colina, el opuesto a Monastiraki. Por este lado se llega a Dionysiou Aeropagitou, una zona peatonal muy bonita, literalmente a los pies de la Acrópolis. También llegaréis aquí si bajáis en la parada de metro Akropoli. Este acceso al recinto arqueológico es muchíiisimo más fácil, pero nosotros escogimos el norte por cercanía a nuestro hotel. En este paseo peatonal también se encuentra el Museo de la Acrópolis, no os lo perdáis.

La Acrópolis fotografiada desde el interior del Museo Arqueológico

Otro imperdible para mí, es la calle Mnisikleous, la calle de las escaleras, muy turística pero muy bonita. Llena de terrazas y cafés, y por la noche, llena de música y luces. Aquí tomamos nuestra cena de despedida de Grecia.

Calle Mnisikleous

Calle Mnisikleous

Calle Mnisikleous

Dolmadakia
Al día siguiente, volvemos a casa...!

Relato de viaje a Creta, por Miriam