miércoles, 21 de febrero de 2018

VERANO EN EL VALLE DE BENASQUE - Agosto 2017

Tenemos debilidad por el Pirineo y cuando podemos nos escapamos unos días a disfrutar de la alta (y no tan alta) montaña y sus pueblos.

Así que el pasado Agosto decidimos ir a conocer un área del Pirineo en la que no habíamos estado nunca y de la que teníamos muy buenas referencias. En este relato de viaje al Valle de Benasque dejo nuestra experiencia en esta maravillosa zona.

El  Valle de Benasque forma parte del PN Posets-Maladeta, en el Pirineo Aragonés, en la comarca de la Ribagorza. Geográficamente se encuentra delimitado por altísimas montañas, la reina de las cuales es el Aneto, de 3400 m. Pero además cuenta con glaciares, más de 90 lagos, ríos y bosques que dan lugar a una diversidad paisajística impresionante. El pueblo de Benasque es su centro neurálgico y de servicios. Una de sus peculiaridades es la lengua de transición que sigue viva en la zona, el patués o benasqués, a medio camino entre el catalán, el aragonés y el gascón. Sus gentes hacen grandes esfuerzos por conservarla, pero ya sabemos lo que pasa con las lenguas pequeñas… no se les da el valor que tienen y acaban por desaparecer, una pena.

Nosotros decidimos alojarnos en un hostal rural en Sahún, una localidad del centro valle (a unos 5 km de Benasque). Creemos que fue un acierto, ya que los precios con respecto a Benasque son más baratos e igualmente se encuentra a tiro de piedra de los sitios de interés. 

La vista desde nuestra ventana en Sahún

Dedicamos dos días a hacer excursiones largas por el valle y el tercero a conocer pueblos.

Excursión al Forau d’Aigualluts

Ruta emblemática del Valle de Benasque y casi obligatoria para quién lo visita por primera vez. El Forau es un sumidero de origen kárstico que recoge las aguas procedentes del deshielo de los glaciares del Aneto y la Maladeta, que forman el río Ésera. El río desaparece bajo tierra durante varios kilómetros y sus aguas reaparecen en el Uelhs deth Joeu, Vall d’Aran, que casualmente habíamos visitado el verano anterior.

Plan d'Aigualluts
Para iniciar la excursión, vamos desde Sahún hasta Llanos del Hospital, atravesando Benasque. Llanos del Hospital es una estación de esquí nórdico que cuenta con varios servicios como el Hotel/spa o un conocido restaurante. Aquí dejamos el coche en un gran parking de tierra y tomamos un autobús que en un par de minutos nos deja en La Besurta. La Besurta es una explanada a unos 1800 m de altura, que se ha habilitado como parking y zona de descanso, y que se considera el km 0 de varias rutas, entre ellas la nuestra. En verano, el acceso a la Besurta está cerrado para vehículos, de ahí que haya que tomar un autobús en el Hospital (o subir andando, claro). El resto del año, se puede dejar el coche aquí y comenzar las excursiones desde este punto.

La ruta es fácil y apta para todos, ya que la inclinación que hay que superar es muy leve. Se atraviesa en primer lugar una preciosa pradera enmarcada por inmensas montañas. Las laderas del valle están cubiertas por pinos negros en las zonas más altas. En un momento determinado empezamos a escuchar el grito típico de la marmota y, fijándonos un poco, conseguimos ver familias enteras correteando. La marmota es uno de los animales más abundantes.




Tras unos 2 km de camino, a veces un poco más empinado y pedregoso, llegamos al famoso Forau d’Aigualluts y  unos metros más allá al salto de agua que lo nutre. Aquí aprovechamos para descansar un poquito, beber agua y hacer unas fotos. 

Subiendo hacia el Forau
El Salto de Aigualluts y el Ésera

Unos minutos después, dejamos el Salto d’Aigualluts atrás para dirigirnos al punto final de la excursión, el Plan d’Aigualluts. Es una fantástica pradera, llana y enorme, por la que serpentea el río Ésera hasta llegar a su caída. Al fondo podemos ver el Aneto y su glaciar, uno de los más grandes de la península. Hace un día espectacular, así que aprovechamos para mojarnos los pies y jugar con unos patos que había por allí. Después de comernos los bocatas, emprendemos el camino de bajada.


Camino de vuelta

Pico Cerler

Para nuestro segundo día montañero, teníamos preparada una excursión muy especial. Nos hacía ilusión que nuestra peque hiciera su primer “2000” y el objetivo era el Pico Cerler. Llegamos a la cima haciendo un poco de trampa, ya que partimos de una cota cercana a los 2300 m de altura. Para ello nos dirigimos a Ampriu, que es la zona más alta de la estación de esquí de Cerler, que está a pie de pistas y a donde se puede acceder en coche. En Ampriu hay cafetería, barbacoa y taquillas para comprar forfaits en invierno. Es el punto de acceso al Telesilla del Aneto (“telesilla del amor” para los más cursis), que te lleva hasta el collado de Sarrau, a 2300 m. En verano, el telesilla funciona aproximadamente de 10 a 17h. No hay límite de edad, los niños pequeños pueden acceder acompañados de un adulto.

El Telesilla del Amooooorrrl

Compramos los pases correspondientes y nos subimos en dos sillas. El viaje dura 20-25 minutos pero para una persona con vértigo como yo, es eterno. Mi hija de cuatro años iba conmigo en la silla, con la posibilidad de escurrirse por cualquier hueco y, simplemente, caer. Yo lo pasé fatal, no os digo nada cuando se levantaba un poquito de viento. En cambio ella disfrutó muchísimo del trayecto, mira.


El collado de Sarrau es un bonito mirador hacia el Valle de Benasque y el Aneto. Es el punto de partida de diversas actividades de montaña, como la btt. Hay quién sube la bici al telesilla y empieza rutas desde allí. Nosotros nos hicimos 4 fotos en el photocall en forma de corazón de Cerler, con el Aneto de fondo y emprendimos la subida al Pico Cerler (2400 m), que queda justo a la derecha del telesilla. Es una subida con 100 m de desnivel y pedregosa, pero no excesivamente difícil. Nosotros tres la completamos en 1 hora (ida y vuelta).


Collado de Sarrau, con vistas al Aneto

Collado de Sarrau, con vistas al Aneto

Pico Cerler, la cima al fondo

Municipios de Sahún y Benasque

Sahún, nuestro campo base, cuenta con tres localidades, Eristé, Eresué y el propio Sahún. Este último es de los pueblos más bonitos que visitamos en el Valle, con arquitectura de alta montaña perfectamente conservada. Entre su patrimonio destacan, además de las casas y calles de piedra, el lavadero y abrevadero, la Iglesia románica de San Juan Bautista o la fuente de Santolai.


Sahún

Sahún

Eristé es el pueblo más cercano a Benasque. A sus pies está el embalse de Linsoles. Es muy conocido el camino que sigue el contorno del embalse y enlaza Benasque con el pueblo de Anciles. Muchas familias lo recorren al caer la tarde. Nosotros lo intentamos por la mañana y tuvimos que dar media vuelta porque hacía muchísimo sol y no hay demasiadas sombras donde cobijarse. En Eristé, además de callejear, puede visitarse el Centro de Interpretación de los Glaciares Pirenaicos. Una pequeña exposición interactiva sobre el paisaje glaciar y la importancia de estos para la zona, por ejemplo como indicadores climáticos.

Camino de Benasque a Anciles

El Ayuntamiento de Sahún ha desarrollado una curiosa ruta turística que se ha denominado La Ruta de las Tradiciones. Son unas esculturas en color, dispersas por los tres pueblos, que explican las costumbres y oficios de la localidad. Las esculturas están basadas en diseños realizados por los niños de Sahún. Por lo visto, las fallas de la noche de San Juan, es algo que hay que ver una vez en la vida... un motivo para volver.

Las fallas de Sahún

Por último nos queda Benasque. 

Es la capital del valle y su centro neurálgico. Nosotros fuimos a pasar la tarde y cenar los 3 días que estuvimos por allí, y así lo conocimos poco a poco. La zona más antigua se arremolina alrededor de la Plaza del Ayuntamiento y la Iglesia románica de Sta. María. Las callejuelas conservan la arquitectura típica de alta montaña, con casas de piedra y algún palacio emblemático. El conjunto es muy, muy bonito, con los balcones llenos de flores y las ventanas de madera. Imagino que en invierno, con la nieve debe ser también espectacular. Según nos alejamos de esta zona, la localidad adquiere un aire más moderno y turístico. La calle Mayor, que va paralela al río, es una sucesión de tiendas, bares, restaurantes. Aquí localizamos el bar más antiguo de Benasque, el Rabasón, que ha conservado el aspecto de taberna lúgubre de antaño. Un poco más adelante, en la plaza, hay un par de terrazas estupendas para tapear y tomar una caña. Y si os interesa el deporte, no podéis dejar de ir a Barrabes, una de las más famosas tiendas de montaña a nivel europeo.


Plaza del Ayuntamiento de Benasque

Benasque

Benasque
El Rabasón
Siempre que vamos a pasar unos días al Pirineo nos quedamos con ganas de más...

Relato de viaje al Valle de Benasque, por Miriam.