lunes, 2 de noviembre de 2020

2020, ESE AÑO

EL AÑO PANDÉMICO

Quien nos iba a decir que íbamos a pasar por semejante desbarajuste. Lo que nos ha tocado vivir parece más propio de una novela de ciencia ficción, de esas que te tienen absorto durante un rato pero que por suerte puedes cerrar y dejar para luego. Pero no, aquí está nuestra propia pandemia del S. XXI, vivita y coleando, sembrando el temor, el desconcierto y la desconfianza. Manteniéndonos siempre a la expectativa de lo que pasará mañana y preguntándonos qué podremos hacer y qué no.

Pero aun obligados a deshacer y hacer planes en corto espacio de tiempo, quedamos unos cuantos que no nos resignamos a encerrarnos en casa a verlas venir. No por temeridad o por falta de ética, es más bien el convencimiento de que respirar aire puro, activar el cuerpo y la mente y realizar actividades que nos generen placer también es saludable. Vamos, no solo saludable sino casi obligatorio.

Así que, este año no hemos cogido aviones ni recorrido excesivos kilómetros, pero no nos hemos quedado en casa. Por suerte (creo), nos gusta ser un poco solitarios en lo que respecta a las vacaciones y escapadas así que la reducción de relaciones sociales no nos ha afectado en este sentido. Ya antes nos íbamos siempre solos.

Por entrar en materia, a principios de año teníamos ya programada una ruta por Cáceres para hacer en Semana Santa. El punto álgido era el Valle del Jerte con los cerezos en flor. Pero ahí se quedó, en una mera planificación. Tuvimos que cancelar las reservas y hacernos con un alijo de palomitas para ver películas sin parar. Todos confinados en casa, nada que hacer. Lo malo (no sé si le pasará a más gente), es que si tengo que cancelar algún viaje de forma inminente ya no me apetece volver a planearlo para otro momento. Es como si ya lo hubiera realizado y a por otra cosa, mariposa. Así que lo de Extremadura no sé yo… quizás de aquí a unos años vuelva a tener el gusanillo.

Por otro lado, nos rondaba la idea de conocer Escocia en verano. Edimburgo, las Tierras Altas e incluso llegar a las islas Orcadas. Hubiera sido espectacular y también logísticamente complicado, la verdad. Pero a mí me gustan esos retos, darle al viaje una vuelta de tuerca y no quedarnos en la ruta clásica. Este gusanillo no se ha ido, sigue por aquí.

En segundo plano, las islas Lofoten. Un poco más allá, la Alemania romántica. Pero vamos, que ni uno ni otro ni el de más allá. El año 2020 ha quedado como el de las escapadas cercanas y cortas. Dada la situación, no nos vamos a quejar.

Hemos hecho tres salidas “con cara y ojos”. El resto, excursiones de un día o incluso medio.

EUSKADI

A mediados de Julio pasamos una semana en un apartamento rural en la zona interior de Gipuzkoa. Situado en Debagoiena (la comarca del Alto Deva), una zona que no destaca mucho turísticamente pero que a cambio está a tiro de piedra de Vitoria, Bilbao y San Sebastián. En realidad, le dimos prioridad al hecho de que la casa estuviera relativamente aislada y tuviera todas las comodidades, piscina incluida.

Casa Gorosarri
No hicimos grandes visitas turísticas, pero estuvimos al aire libre y en contacto con la naturaleza que falta nos hacía. A destacar:

  •      Conocí Vitoria-Gasteiz donde no había estado nunca y mira, después de leer la Trilogía de la Ciudad Blanca, como que apetecía.
  •       Revisitamos el Peine del Viento en Donostia, donde nos reímos un montón haciendo fotos.
  •      Nos dimos un homenaje en la sidrería Lizeaga de Astigarraga. De hecho, fue el único homenaje gastronómico porque ni siquiera fuimos de pintxos.
  •       Recorrimos la Vía Verde de Atxondo en un día un poco nublado que no nos permitió fotografiar el Anboto. De este día siempre recordaremos a la señora del bar El Tope.
  •       Por la comarca: visitamos el embalse Urkulu, paseamos por el Santuario de Arantzazu, subimos al Castillo de Atxorrotx y contemplamos un paisaje de infarto, conocimos pueblos con mucha historia como Leinz-Gaztaga, Bergara y Oñate.


Vitoria-Gasteiz

Vitoria-Gasteiz













Excursión al Castillo de Atxorrotx

Vía verde Arrazola-Atxondo



Embalse Urkulu










Oñati


El Peine del Viento - Donostia


ANDORRA

A finales de agosto después de disfrutar de la playa durante todo el verano, que para eso la tenemos cerca, decidimos cambiar de entorno y visitar el Pirineo. Nos desplazamos a Andorra a pasar un fin de semana aprovechando que, entre temporada de verano y temporada de invierno, los precios del alojamiento son muy asequibles. Aquí hago un inciso: ¡en Andorra no hay roaming! Todo lo que ahorramos en alojamiento me lo pulí en datos del teléfono sin ni siquiera darme cuenta.

Nos alojamos en la zona de El Tarter, porque la actividad principal la llevábamos clara: queríamos subir por la Vall d’Incles hasta los Lagos de Juclar. A eso dedicamos prácticamente todo el sábado ya que llevábamos comida para hacer picnic. En este verano atípico diría que muchas familias han optado por la montaña porque a pesar de que salimos temprano, encontramos bastante gente haciendo la misma excursión. También visitamos algunas iglesias románicas pirenaicas que están dispersas por aquí y por allá, y claro, fuimos de compras.

Vall d'Incles




ALTO PIRINEO FRANCÉS

En octubre y viendo que un nuevo período pandémico-crítico se cernía sobre nuestras cabezas, aprovechamos el puente para hacer lo que pensamos que sería la última escapada del año. Nos fuimos a pasar unos días al sur de Francia, al departamento de los Altos Pirineos en la región de Occitania. En este caso, tras ver todo el Tour de France por la tele durante el verano, nos entraron unas ganas locas de hacer dos cosas: la primera subir el puerto de Tourmalet, a ser posible en bicicleta; la segunda conocer el circo de Gavarnie, paraje natural Patrimonio de la Humanidad. Ya os adelanto que la primera fue imposible debido al clima. A pesar de ser principios de octubre hubo un bajón de temperaturas llegando incluso a nevar, de manera que el puerto estuvo cerrado al tráfico.

Nos alojamos en un apartamento en Luz-Saint-Saveur, un pueblito en el corazón de la región y conocido entre otras cosas por sus aguas termales y sus pistas de esquí. A pesar de ser pequeño tiene varios sitios de interés y el encanto de lo antiguo, un lugar que décadas atrás fue señorial y con cierta importancia y se le ha quedado ese aire..  En el denominado “barrio termal” está el Paseo de Napoleón y Eugénie, que va desde el centro termal donde la emperatriz tomaba sus baños hasta la capilla Solferino y el Puente de Napoleón. En el centro urbano podéis visitar la Iglesia de Saint André, una joyita arquitectónica erigida y fortificada por los templarios de la orden Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Un poco más allá, encaramadas en un pequeño cerro, las ruinas del castillo (Chateau) de Sainte-Marie.

Iglesia templaria de Luz














El circo de Gavarnie, tal como prometía nos pareció espectacular. Sin palabras. Un valle rodeado por picos de hasta 3000 m de altura en forma circular, en medio de los cuales cae la Gran Cascada, considerada la más alta de Europa. Si fuésemos capaces de escalar las paredes del circo, al otro lado encontraríamos el Valle de Ordesa aragonés. La excursión es sencillísima ya que el recorrido discurre por una pista de montaña que sale del pueblo de Gavarnie y llega al circo. Nosotros tardamos unas 2 horas, pero puede hacerse en menos tiempo. Una vez allí, si apetece llegar al pie de la Gran Cascada hay que hacer unos 40 minutos más de camino, esta vez sí por montaña pura y dura.

Camino a Gavarnie


Circo de Gavarnie










Como he mencionado antes, el clima fue más invernal que de principios de otoño, así que tuvimos que adaptar la planificación a las circunstancias. Uno de los días que llovió sin parar, nos desplazamos unos 50 km para visitar las Cuevas de Betharram que se encuentran entre Lourdes y Pau. Seguramente en otras circunstancias no se nos habría pasado por la cabeza, pero necesitábamos alguna actividad de interior y resultó un acierto. Las grutas son de las más grandes de Europa (parece que vamos persiguiendo records, pero ha sido casualidad) y la mayor parte de ellas está abierta al público. La idea la saqué de este blog, donde la visita está perfectamente explicada:

https://mifamiliaviajera.com/grutas-de-betharram-con-ninos-maravilla-subterranea/










Y por qué no? Ya que estamos en zona de aguas termales y fuera hace un frío del carajo, probaremos el Balnerario de Luzea, que permite la entrada a niños. Muy pequeñito y con ciertas zonas no accesibles por el tema pandemia, pero suficiente para pasar un par de horas a remojo. Rodeados de abueletes artríticos, eso sí, pero ande yo caliente...

Hasta aquí nuestras salidas TOP 2020. 2021 te esperamos con ansias viajeras, no nos decepciones.

2020, ese año.... por Miriam

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