lunes, 10 de julio de 2017

VACACIONES EN CRETA - Junio/Julio 2017

Se puede preparar un viaje hasta el último milímetro, consultar guías, mirar mapas y distancias, planificar visitas… pero si cuando llegas allí, el país está bajo una ola de calor antológica, se te va todo un poco al garete.  Según la agencia EFE:
La ola de calor que sufrió Grecia durante los últimos cuatro días, en los que los termómetros superaron con amplitud los 40 grados, causó un muerto en la isla de Creta, en el sur del país, informa hoy la prensa local (…) Solo en Creta fueron ingresadas en diversos hospitales por insolaciones 27 personas, dos de las cuales permanecen en estado grave (…) Esta isla registró la más alta temperatura de toda Grecia, 45,9 grados, en el sur, en la región de Mesará.
En este relato de viaje a Creta, explico cómo nos adaptamos a las inclemencias climatológicas para pasar nuestra semana y pico de vacaciones de la mejor manera posible.

Llegamos a Atenas el lunes 26 de Junio sobre el mediodía, con un vuelo desde Barcelona de unas 2h 50min. En realidad, para llegar a Creta ya no es necesario pasar por Atenas si se va desde Barcelona, dado que hay vuelo directo a su capital, Heraklión. Pero el horario de los vuelos nos echó un poco atrás porque son nocturnos y se llega sobre las 4 de la mañana a la isla. Yendo con la peque nos pareció un poco tostón viajar de madrugada. Mirándolo por el lado positivo, la escala en Atenas tanto a la ida como a la vuelta, nos permitió revisitar la ciudad y viajar en ferry! (el barco-casa para nuestra niña). Por el lado malo, el calorazo que pasamos esa primera tarde en Atenas con las mochilas a cuestas, y por supuesto la pérdida de tiempo que supone.

Nuestro objetivo una vez aterrizados era llegar a la Plaza Sintagma, comer en algún lugar tipo McDonalds, fresquito y de donde no te echen aunque estés 4 horas dentro. Dar un paseo en la medida de lo posible e ir hacia el puerto a embarcar. Para evitar el calor y posibles extravíos, decidimos coger un taxi en el aeropuerto, a lo loco, sin preguntar ni nada. Un error garrafal. La carrera Aeropuerto – Atenas cuesta 40€. El metro cuesta la mitad, (18€, dos adultos) y te deja exactamente en el mismo sitio (Syntagma Station), ahí lo dejo.

Tras comernos unos menús Big Mac nos hacemos los valientes y, mochilas en ristre, atravesamos la Plaza Sintagma, ardiente cual desierto del Gobi, para ir a ver el edificio del Parlamento y la tumba al soldado desconocido. Tenemos un pelín de suerte y logramos ver el final del cambio de guardia. Estamos en el corazón de Atenas, un lugar histórico, pero lo único que nos viene a la cabeza una y otra vez es cómo soportan los soldados esos uniformes, con el calor que hace…

El Parlamento Heleno
Enfilamos una de las calles que parten de Sintagma, Stadiou, que nos llevará hasta la Plaza Omonia. En Omonia cogeremos el metro hasta el puerto de El Pireo. Es un paseo de 15 minutos, pero tenemos que pararnos a beber algo fresco a medio camino, a riesgo de morir deshidratados. La verdad es que nos tomamos el día de hoy con cierto desinterés, dado que ya conocemos la zona (y además luchamos contra los elementos físicos, no lo olvidemos).

Parada técnica
Llegar al Pireo en metro es sencillo porque está perfectamente señalizado y además el personal te ayuda en todo momento. El puerto más grande de Grecia está como estaba hace 10 años. No ha cambiado nada. La terminal de pasajeros es una explanada de asfalto enorme con barcos enormes atracados aquí y allá. Las compañías tienen sus casetas “a pie de barco” y hay que dirigirse a ellas para obtener los billetes aunque se hayan comprado online. Es tan grande el puerto que hay un autobús gratuito que va circulando entre las diferentes zonas de embarque. Al pasajero eventual puede parecerle un poco caótico, pero cualquiera que trabaje allí sabe ubicar perfectamente cada barco con sus respectivos horarios y os indicarán donde hay que ir. Los ferrys permiten embarcar hasta tres horas antes de la hora de partida y eso hicimos. A las seis de la tarde estábamos en nuestro camarote bajo el chorro del aire acondicionado y deseando que se acabase ese día ya….

El ferry nocturno El Pireo - Chania sale a las 21.00 y llega a las 6 y algo a Chania. Recién llegados a Creta y ya con una temperatura cercana a los 30 grados, tuvimos un pequeño contratiempo, debido a un malentendido nuestro. Habíamos contratado un coche de alquiler con Sixt, con quienes habíamos pactado la recogida del coche en "Chania Port" a las 9 de la mañana. ¿Qué hacíamos desde las 6 hasta las 9 en ese puerto minúsculo donde no hay nada? En fin, que decidimos coger un taxi hasta el centro de Chania para por lo menos poder desayunar. Fue la primera toma de contacto con una ciudad a la que le teníamos muchas ganas y que pudimos contemplar casi vacía (eso no puede decirlo todo el mundo, dado lo turística que es). Hicimos unas cuantas fotos del puerto veneciano a solas, desayunamos en una cafetería chulísima y hacia las 8 de la mañana llamamos a la oficina de Sixt para intentar recoger el coche antes. Una vez realizado este trámite, nos fuimos en busca de nuestro alojamiento.

Recién llegados al puerto

Un buen desayuno y listos

El amanecer en el Puerto Veneciano

Mezquita de los Jenízaros en solitario

RELATO DE VIAJE A CRETA,  por Miriam.

jueves, 15 de junio de 2017

FORMENTERA CON CALMA - Mayo 2017

En este Relato de Viaje a Formentera veréis que esta vez no hemos tenido demasiada suerte con el clima, para qué negarlo…

Todos los años intentamos hacer una escapada primaveral de 3-4 días. Así, escogimos el puente de Mayo para visitar la isla de Formentera. Los conceptos Islas Baleares y mes de Mayo (fuera de la temporada turística) no parecen hacer una mala combinación, así que ya me veía yo en manga corta tomando cerveza en los chiringuitos de la playa. Pero el clima tiene estas cosas y, tras una Semana Santa con un tiempo espectacular, empezó a bajar la temperatura… en fin, que los días que pasamos allí, no nos quitamos el anorak ni el foulard. Incluso llovió (pero en Formentera también llueve?)

El viaje de ida fue un poco rocambolesco. Por aprovechar los días, salimos de trabajar un jueves por la tarde y fuimos directamente al aeropuerto de Barcelona. El vuelo a las islas es corto, unos 45 minutos, y sobre las 22h estábamos en Ibiza. Faltaba hacer el salto a Formentera en ferry, pero a esas horas ya no hay servicio. Para pasar la noche, habíamos reservado una habitación en un hostel de Ibiza ciudad, el Bartola Guesthouse, que seguramente en temporada alta no hubiéramos reservado ni en broma (me imagino que se pondrá a tope de fiesteros). En cambio en ese momento nos fue muy bien para llegar, dormir y marcharnos. El viernes por la mañana teníamos reservado pasaje en el ferry de las 10:30h. Pero solemos levantarnos bastante pronto y sobre las 9 ya estábamos listos, desayunados y todo. Así que se nos ocurrió acercarnos al puerto de ferrys a preguntar si podíamos adelantar el viaje y sí, podíamos. Parece ser que es una práctica bastante habitual, se reserva billete online a una hora determinada, pero si hay sitio en barcos que salgan antes no hay problema en adelantar el viaje. Aunque no sabría decir si esto también puede hacerse en pleno mes de Agosto…

Ferry con castillo hinchable, ole tú!

Total que sobre las 10:30h estábamos en el Puerto de La Savina, Formentera. El viaje fue muy movido, con un oleaje para flipar. En el mismo barco iba un grupo de estudiantes y yo creo que vomitaron la mitad de ellos…  Por suerte nosotros somos fuertes! Recogimos el coche de alquiler en las oficinas de OK Rentacar (nos costó un poco encontrarlas) y enfilamos carretera hacia nuestro apartamento.

Estábamos en los Apartamentos Ses Eufabietes, en la playa de Migjorn. El apartamento nos gustó mucho, todo muy cuidado y muy limpio. Cuenta con piscina, restaurante y otras zonas comunes, aunque la verdad es que no lo disfrutamos mucho, debido al mal tiempo. La piscina ni tocarla y la terracita tampoco… una pena. Eso sí, el precio fuera de temporada, genial.

Una vez instalados, nos fuimos a Sant Francesc con la intención de localizar un supermercado (nos gusta desayunar y cenar en casa) y buscar un sitio para comer. Sant Francesc es el núcleo más grande de la isla y sede del Ayuntamiento, así que ejerce de capital. Es el pueblo donde encontraréis más comercios y más vida local. La zona peatonal nos pareció muy acogedora, llega de tiendecitas de artesanía y terrazas para sentarse a observar. En la Plaça de Sa Constitució están la Casa Consistorial y la iglesia de Sant Francesc Xavier, muy sobria y con estructura típica de la zona. Volvimos a esta plaza varias tardes, al acabar la jornada, y nos sorprendió ver la cantidad de gente que asiste a misa todos los días… De hecho, los niños dejaban de jugar a pelota en la plaza para entrar en la iglesia, cuando empezaban a sonar las campanas. Muy curioso.

A la Plaça 






















Para comer, escogimos uno de los tantos restaurantes que hay por el pueblo y que hacía menú del día a precio razonable, 12€. Grata sorpresa, ya que sin buscarlo comimos una ensalada y un arroz buenísimos. Para más señas, Restaurant La Sal.

La primera visita propiamente dicha la hicimos por la tarde, cuando fuimos al Cap de Barbaria a ver su famoso faro. La llegada por carretera nos pareció espectacular, ya que el paisaje va cambiando hasta volverse árido y pedregoso y, lo que en un principio es un puntito lejano en el horizonte, acaba convirtiéndose en un majestuoso faro alzado en el acantilado. Muy bonito, la verdad. 

El Far de Barbaria

El Cap de Barbaria es la zona más al sur de la isla, con bastante altitud sobre el nivel del mar. Está envuelto de cierto misticismo, su nombre es debido a la proximidad con las costas africanas (bárbaras) y además se hizo muy famoso a raíz de cierta película rodada allí. Su fantástica puesta de sol atrae a los visitantes en masa (cosa que en verano provoca problemas, ya que la carretera es de un solo carril y también se colapsa el aparcamiento), pero nosotros lo disfrutamos casi en soledad. En el mismo paraje se encuentra la Cova Foradada. Por las características del terreno, el subsuelo de la zona se encuentra bastante agujereado, por lo visto. A la cueva se accede a través de un agujero en el suelo (está señalizado), donde se ha colocado una escalera de madera. Una vez abajo, en la cueva propiamente dicha, veremos una espléndida ventana que se abre sobre el acantilado. Hay que tener cuidado, ya que no tiene ningún tipo de protección y un mal paso puede ser fatal. Un poco antes de llegar al cabo, veréis varias ruinas de asentamientos prehistóricos.

La Cova Foradada
La Cova Foradada



















Es Cap de Barbaria
No vimos la puesta de sol ese mismo día porque hacía viento y frío y no estábamos a gusto. Pero volvimos días después a disfrutarla.



Al día siguiente seguía haciendo frío a pesar del sol, así que decidimos pasar de playas (sí, estamos en Formentera, pero qué remedio) y nos vamos hacia el este, en dirección al Pilar de la Mola. Éste es otro de los tres núcleos de población de la isla. Esta en lo alto de la meseta de Formentera y un pelín aislado. Para llegar allí hay que tomar una carretera en pendiente y con bastantes curvas, que pasa por zonas más verdes que el resto de la isla. Es lo que a mí me viene a la cabeza cuando se habla de paisaje mediterráneo: pinos, higueras, genista... El pueblo en sí son cuatro casas, pero cuenta con varios atractivos por los que vale la pena llegar allí: el más conocido es la Fira Artesanal de la Mola, mercado hippie por excelencia, que tiene lugar semanalmente y donde se pueden encontrar artesanía y productos locales. Solo se celebra en verano, de manera que nosotros no lo vimos. Otro de los puntos importantes es el Faro de la Mola situado en un impresionante acantilado a más de 100 metros sobre el mar. Se encuentra al final de la misma carretera por la que hemos venido y es como si se llegara al fin del mundo, tal cual. Las vistas son una pasada.


El Far de la Mola


Ya habíamos decidido que nos íbamos a quedar a comer por allí, en un restaurante de comida casera al que le habíamos echado el ojo, pero para hacer tiempo hicimos una pequeña caminata por la zona.

El área de la Mola es la zona más fértil y preferida de los payeses. Está llena de rutas bien señalizadas para hacer a pie o en bici. Nosotros escogimos una al azar que nos llevó entre masías y campos de cultivo protegidos por vallas de piedra. Nos gustó mucho ver una zona más tradicional que turística, vimos un paisaje típico de allí. Con muchas lagartijas y todo un símbolo, las higueras, bien apuntaladas y dando buena sombra.





De vuelta, pasamos por delante de la iglesia pero no pudimos entrar a verla. Comimos en la terraza de Can Toni, disfrutando de uno de los pocos momentos de sol que tuvimos esos días.


Nostra Senyora del Pilar

Una cervecita, que ha salido el sol
Continuará....

RELATO DE VIAJE A FORMENTERA, por Miriam.