viernes, 24 de agosto de 2018

CONOCIENDO LA LAPONIA SUECA - AGOSTO 2018

Este verano hemos dejado un poco de lado los destinos turísticos habituales y, sin salir de Europa, nos hemos lanzado a recorrer una región remota y un poco desconocida. En este relato de viaje por la Laponia Sueca recopilo los pros y los contras, los más y los menos de nuestra "exótica" escapada.

Nuestro "gran viaje" de 2017 lo hicimos a la isla de Creta, donde pasamos semana y poco a unas temperaturas infernales que no bajaron de los 40 grados. Con semejante experiencia, la premisa de este año ha sido: nos vamos al norte a buscar el fresquito. ¡Ja! Ya unos días antes nos llegaron noticias del calorcillo que estaba haciendo por el norte. Y finalmente despegábamos de Barcelona leyendo el siguiente titular en los periódicos: ola de calor e incendios en el Círculo Polar Ártico. Y así fue. Semana y media con temperaturas superiores a los 30 grados, en una zona del planeta donde cada casa tiene aparcada una moto de nieve en su puerta y el aire acondicionado no existe.

También buscábamos un viaje de naturaleza, de estar tranquilos, en un destino poco masificado. Cuando escribes Laponia en Google, el 99% de las entradas te llevan a Noruega o a Finlandia. Pero casi nunca a Suecia. Así que, un poco por llevar la contraria... allá que nos fuimos. Aunque a nosotros nos gusta el slow-tourism, esta vez pecamos de inocentes. Lo que no sabíamos es que el destino iba a ser taaaaaaaaaaaaaaaan tranquilo.

Cabaña a pie de lago, la estampa más habitual
Como casi siempre, dividimos el viaje en dos etapas. La primera fue el recorrido en coche de alquiler por Laponia, donde estuvimos una semana. Después pasamos unos días en Estocolmo antes de volver.


Laponia es una enorme área histórica del norte de Europa que abarca varios países. Limita con el Océano Glacial Ártico y con los mares de Noruega y Barents. En esta tierra vive uno de los pocos pueblos indígenas que quedan en Europa, el Sami, con idioma, historia y cultura propias que defienden y mantienen tanto como pueden. Por todo ello la región de Laponia es considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Evidentemente nos resultaba imposible abarcar esta región tan amplia, por lo que nos centramos en el condado sueco de Norrbotten. Y este fue nuestro recorrido:



Llegamos a Lulea en un vuelo de hora y media procedente de Estocolmo. Como ya habíamos volado desde Barcelona ese mismo día, decidimos pasar la tarde-noche allí e iniciar el road-trip al día siguiente. En el aeropuerto recogimos nuestro coche de alquiler y pusimos "Lulea Centro" en el gps. Quedaba a 11 minutos. Así hubiera sido si el puente que salva el río Lule y que da acceso al centro no hubiera estado cortado por obras. Empezábamos bien, puesto que sólo había una valla cerrando el paso, pero no había ninguna indicación de camino alternativo para llegar a Lulea y el gps se empeñaba en llevarnos por el puente. O sea, si conoces la zona sabes cómo llegar, pero si no, lo llevas claro... ¿pero no eran los suecos tan civilizadísimos? Finalmente preguntamos a un señor que pasaba por allí y que hablaba el mimo inglés oxidado que nosotros, que nos hizo unos garabatos en un mapa que llevábamos y media hora después, llegábamos a destino. El cansancio acumulado sólo nos permitió cenar y disfrutar de una no-puesta de sol en el Norra Hamn de Lulea (puerto norte).


A las 11 de la noche en el puerto norte de Lulea
Rumbo al Polo Norte

Dicho y hecho. A la mañana siguiente después de desayunar, cogemos nuestro flamante Volvo S90 (habíamos reservado un coche chiquitín, pero en la oficina de alquiler nos dijeron que se lo habían dado a otros clientes que habían llegado antes, ¿hola?, y a nosotros nos quedó este. Por el mismo precio eso sí). Y enfilamos la carretera dirección Jokkmokk. Hicimos una paradita a hacernos la foto de rigor al cruzar la línea del Círculo Polar:
Llegar al Círculo Polar Ártico, aunque sea en verano... una meta viajera

Jokkmokk es un pequeño municipio situado ya al norte del Círculo Polar. Según Wikipedia cuenta con unos 2000 habitantes (nosotros vimos a tan poquita gente que me resulta difícil de creer). Es uno de los centros neurálgicos de la cultura Sami en Suecia. De hecho es allí donde se celebra (anualmente en febrero) el famoso mercado de invierno, que tiene nada menos que 400 años de antigüedad y reúne a gente de toda la región Sapmi (y que me encantaría ver). Nosotros nos alojamos en una casita de madera en el Arctic Camp. Nuestra idea inicial no era ir de camping pero tampoco hay mucho donde escoger y la verdad es que las instalaciones del camping no están nada mal. Y si vas con niños el camping siempre es bien recibido... Allí pasamos tres noches. 




Dos de las mañanas las dedicamos a hacer excursiones sencillas por el Parque Nacional Muddus/Muttos. Es el parque nacional forestal más grande de Suecia, es la verdadera taiga sueca en todo su esplendor. Predominan los pinos enormes y antiquísimos y el suelo está cubierto por musgos, helechos y humedales. Los caminos están bien marcados (sólo en verano) y muchas veces hay pasarelas de madera protegiendo los suelos. La entrada sur se encuentra en un desvío de la carretera entre Jokkmokk y Porjus, que da paso a una  pista de varios kilómetros que lleva al centro de recepción. Desde allí mismo se inician los caminos. En estas excursiones no vimos más fauna que millones de mosquitos (por suerte íbamos bien embadurnados de antimosquitos de arriba a abajo) que eran los únicos que se alegraban de vernos. Los renos y alces fueron más bien tímidos, seguro que nos vigilaban de lejos.






En el bosque no vimos renos, pero por las carreteras nos hartamos...






En honor a la verdad, cuando ves los primeros renos te da un subidón, frenas el coche, les haces fotos, los observas... pero cuando llevas varios días por la zona te acostumbras a ellos y al poco dejas de hacerles caso.
Además de renos, las carreteras ofrecen otros atractivos. Cada dos por tres hay un mirador señalizado o una zona de descanso al lado de un lago, barbacoas...  El "caravaning" está muy extendido, es prácticamente un estilo de vida aquí y el país está preparado para ello.

Banquito con vistas a Vuollerim

Barbacoa cualquiera en un lago cualquiera

Lago al pie del Arctic Camp

Volviendo a Jokkmokk, las tardes las pasamos en modo "ahorro de energía", en gran parte porque no había mucho que hacer... O bien estábamos aprovechando las piscinas y zonas de juegos del camping, o bien paseábamos por el pueblo (tres calles). Teniendo en cuenta que todo cierra a las 6 de la tarde, las horas muertas son muuuuchas. Vamos que quien quiera tranquilidad, que venga aquí.

No nos fuimos de Jokkmokk sin visitar el Museo de la Cultura Sami. No somos grandes amantes de los museos, pero este nos gustó mucho. Es una manera genial de conocer la forma de vida sami, su cultura y creencias e incluso comprender el entorno en el que viven, ya que parte de la exposición está dedicada a su tierra, Laponia. El clima, la naturaleza, los paisajes. Además parte de las exposiciones son interactivas, haciendo la visita más atractiva.






Después de tres días por el Polo Norte, recogimos nuestros bártulos y nos desplazamos a Arvidsjaur, otra pequeña población un poco más al sur. 

Continuará...

RELATO DE VIAJE A LA LAPONIA SUECA, por Miriam.