... Viene de Una semana en Dinamarca (I)
Tras conocer una pequeña parte de la isla de Fionia, tomamos
el camino de vuelta a Copenhague. Allí pasaremos los tres últimos días de
nuestras mini vacaciones en Dinamarca antes de volver a Barcelona. Con mucha
pena por dejar nuestra casita isleña, cogemos el coche y en aproximadamente dos
horas, estamos en la ciudad.
Hemos alquilado un piso en Norrebro, un barrio al norte de
lo que sería el centro turístico. Es una zona muy animada y la más
multicultural de Copenhague. Aun así, nuestro piso está en una calle peatonal y
tranquilísima, justo delante del parque más grande del barrio, el Hans Tavsens
Park, que alberga el Assistens Kirkegard. Es un cementerio pero parece un
jardín de lo bien cuidado que está, super agradable para pasear (no es broma).
En una esquina del parque hay una guardería y un colegio, ambos con toboganes y
otros juegos que son de uso público cuando no hay clases, lo cual nos va
fenomenal. La avenida más grande del barrio se llama Norrebrogade, lo recorre
de norte a sur y en ella puedes encontrar de todo, desde cadenas de ropa y
supermercados hasta pequeños locales. Para ir al centro desde aquí hay líneas
de autobús, aunque está claro que Copenhague es ciudad de bicicletas. A
nosotros nos gusta bastante caminar y eso es lo que hacíamos, aunque teníamos
casi media hora desde nuestra calle hasta Radhuspladsen, la plaza del
ayuntamiento.
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Norrebrogade |
Es importante saber que en toda la zona centro el aparcamiento es
de pago y no barato precisamente. Nosotros estábamos justo en el límite de la zona de pago; a unos
5 minutos de nuestro piso, aparcar en la calle ya era gratuito, así que dejamos
el coche por unos días.
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Norrebro |
En general creo que no tuvimos demasiada suerte con
Copenhague. Gran parte de la ciudad estaba en obras, lo cual nos impidió ver
varios sitios importantes. Y además, una tarde nos diluvió, así que también la
dimos por perdida. Eso no quiere decir que no nos gustase, lo que vimos, nos gustó muchísimo. Además, los días que nosotros estuvimos allí se
celebraba el festival internacional de jazz y había escenarios y música por
todas partes, para compensar.
La primera toma de contacto la hicimos desplazándonos hacia
la zona más al este de la ciudad, a la bahía del puerto de Copenhague, donde
está la famosísima estatua de La Sirenita. La escultura de bronce, de 125 cm de
alto, es el símbolo de la ciudad y la más fotografiada del país. Lleva en su
pedestal desde 1913 (aunque en alguna ocasión se ha movido, ya sea para
representar a Dinamarca en alguna exposición universal, o bien porque algún
vándalo se la ha llevado) y evidentemente está inspirada en el cuento de
Andersen. A pesar de que toooooodo el mundo se decepciona cuando la ve, a mí me
gustó mucho, mirando melancólica hacia el mar Báltico a la espera de su
príncipe. Lo que no me gustó, es que para hacernos una foto, tuvimos que luchar
por un sitio con decenas de japoneses, pero al final la obtuvimos. Ja!
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Den Lille Havfrue |
Siguiendo por el paseo del puerto, Langelinje, nos acercamos a Kastellet,
la ciudadela o antigua fortaleza militar. Hoy es un bonito parque en forma de
pentágono, con un baluarte en cada una de sus esquinas y rodeado por un foso y otro sistema defensivo
exterior.
Aunque es de uso público aún pertenece al Ministerio de Defensa. Algunos
de los edificios que alberga tienen actividad oficial, como por ejemplo la Casa
del Comandante, residencia actual del jefe de la defensa danés, o las
dependencias militares exteriores. Hay dos puertas de entrada mediante puentes.
La puerta más al norte, por la que accedimos nosotros, es la más sencilla. La
salida por la puerta sur es más interesante, ya que accedemos a
Churchillparken, otro de los “pulmones” verdes de la ciudad. Nada más salir de
Kastellet tenemos ante nosotros las dos construcciones más visitadas del
parque, la enorme Fuente Gefión (basada en la leyenda del origen de la isla de
Selandia) y la Iglesia anglicana de St. Albarn. El paseo por esta zona nos
llevó unas tres horas, tomándolo con mucha calma.
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Puerta Norte |
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Cruzando el foso |
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Fuente Gefión |
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St. Albarn desde el Kastellet |
El siguiente día de nuestra estancia en Copenhague realizamos la ruta que veis a continuación. Puede parecer larga y con muchas cosas
para ver (y realmente lo es). Lo que nos pasó a nosotros es que nos encontramos
hasta tres zonas en obras, lo cual nos impidió disfrutarla al máximo. El hecho de no parar en estos puntos, hizo que el paseo se alargase. Empezamos
en la Plaza del Ayuntamiento (Radhuspladsen),
seguimos toda la calle Stroget hasta la Plaza del Rey (Kongens Nytorv), cruzamos a Nyhavn y de aquí fuimos paseando hasta Amalienborg, el Palacio Real y la
Iglesia de Mármol (Frederiks Kirke).
A la vuelta hicimos el mismo recorrido, pero desviándonos ligeramente para ver
el Teatro Real Danés (Skuespilhuset)
y parte del puerto. Este recorrido, sumado a la media hora de desplazamiento
desde nuestro apartamento hasta el centro, hizo que acabáramos cansadísimos.
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Mapa de la ruta por el centro de Copenhague |
La Radhuspladsen es el centro neurálgico de Copenhague, su
Puerta del Sol, por decir algo. En esta ocasión estaba parcialmente en obras
así que no pudimos verla en todo su esplendor. Aun así, nos dimos cuenta de que
está siempre a tope de gente, está claro que por aquí hay que pasar sí o sí. Su
imagen más emblemática es el edificio del Ayuntamiento con la torre del reloj y
al lado el edificio del Hotel Palace, ambos de típico ladrillo danés. Hay otros
“adornos”, como la fuente del dragón o la estatua de Andersen, que no vimos. En
el lado opuesto al Palace están los Jardines del Tívoli, el edificio
acristalado de la confederación de industrias danesas y la conocida como “Chica
del tiempo”.
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Detalle del Ayuntamiento |
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El Tivoli en una esquina |
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La chica del tiempo, aunque ya no funciona |
La plaza del Ayuntamiento es el punto de salida de la calle
Stroget, la calle comercial y peatonal más larga de la ciudad (y según leímos
después, de Europa). Entre tramo y tramo de la calle, vamos pasando por
diversas plazas. No sabemos si es siempre así, pero estos días de principios de
verano están a tope de gente y artistas callejeros. Vemos todo tipo de tiendas,
de lo más caro a lo más barato; la Royal Copenhaguen (tienda de porcelanas); el
museo de los récords Guiness, etc. También vale la pena desviarse por alguna
calle perpendicular a Stroget, quizás menos comerciales y con más “sabor a
barrio”.
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Calle Stroget |
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Plaza Kultorvet |
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Calles laterales |
Tras más de 1 Km de recorrido llegamos a la Plaza Kongens
Nytorv, también en obras. Pero en este caso es más dramático todavía, ya que
está completamente vallada. No se puede ver absolutamente nada y lo único que
podemos hacer es darle un rodeo para llegar a Nyhavn. Dicen que es la plaza más
bonita de la ciudad, adoquinada y con jardines, sede del Teatro Real. ¿Es mala
suerte o no? Seguimos nuestra ruta y llegamos a Nyhavn, que significa
Puerto Nuevo, aunque ya tiene unos siglitos… Es otra de las imágenes conocidísimas de Copenhague, junto con la Sirenita, así que si llega a estar en
obras me da algo. Es un canal artificial que se creó hacia el siglo XVII para
permitir que el mar se internara en la ciudad, hasta Kongens Nytorv.
Posteriormente, Copenhague creció tanto que engulló el canal y ahora éste queda
en el centro histórico. En su momento fue un barrio marinero con un poco de mala fama,
pero hoy es una zona de lo más fotogénica, con sus casas de colores a ambos
lados y embarcaciones en el agua, incluyendo barcos antiguos de madera que ya
no se usan pero dan un aire nostálgico. Cuando llegamos aquí, el cielo se
cubrió de nubarrones negros y amenazadores pero aguantó sin llover, así que
pudimos hacer un millón de fotos. La parte izquierda (mirando al mar) está
llena de restaurantes y bares con terrazas, es una zona muy animada y por lo
que vemos, no sólo para turistas. Por cierto, nosotros no lo hicimos, pero desde
aquí puede cogerse barcos de paseo para hacer excursiones.
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Amenaza tormenta en Nyhavn |
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Pero da igual! |
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Nyhavn |
Recorremos el canal por la parte de la derecha hasta
prácticamente el final y lo cruzamos por un puente desde el cual hacemos dos
millones de fotos más. Seguimos andando dirección Amalienborg por una calle con
varias embajadas y algún hotelazo hasta que llegamos a la zona de palacio. El Amalienborg Slot es un conjunto de cuatro
espectaculares edificios alrededor de una gran plaza adoquinada abierta (es
como una rotonda), con una gran estatua ecuestre en el centro. Es la residencia
oficial de la familia real, pero sólo en invierno. Además de las zonas
privadas, donde viven la reina y el heredero y su familia, hay zonas visitables
como el museo de palacio o los jardines. Nos hicieron gracia los soldados de la
guardia real con sus casacas azules y sus mega gorros negros, en sus garitas o
paseando por el perímetro del recinto. Al igual que en otros países, aquí
también se hace un cambio de guardia muy turístico. A las 11:30 de la mañana,
los soldados salen del palacio de Rosenborg y vienen caminando hasta
Amalienborg, donde hacen el cambio de turno. Ojo, la ceremonia sólo se da si la
reina está en el palacio.
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Amalienborg Slot |
A pocos metros de Amalienborg y saliendo por la Frederiksgade
está la Iglesia de Frederik, Iglesia de Mármol (Frederiks Kirke – Marmorkirken) para los daneses. Es una
construcción de estilo barroco-rococó coronada por una impresionante cúpula que
está inspirada en la de San Pedro del Vaticano (esta última sólo la he visto en
fotos, no puedo verificarlo :P ). Pues bien, la Iglesia de Mármol casi tenemos
que verla en fotos también, porque todo su perímetro estaba en obras. Así que
por puro cansancio y hastío no llegamos a entrar. Aun así, el interior es
espectacular gracias a la decoración de la cúpula, así que no sigáis nuestro
ejemplo. La entrada es gratuita y además se puede subir a la cúpula, pero sólo
en horarios muy limitados.
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Amalienborg con la Iglesia de Mármol al fondo |
Volvemos sobre nuestros pasos, pero el camino de regreso lo
hacemos con una pequeñísima variación. En lugar de regresar a Nyhavn por la
calle de las embajadas, vamos hasta el paseo marítimo donde se encuentra el
edificio del Nuevo Teatro Real Danés (Skuespilhuset). Desde aquí
observamos la orilla contraria del canal, la isla de Amager, donde hay otras “atracciones”
turísticas tan diferentes entre sí como
la comunidad libre de Christiania y el mejor restaurante del mundo, el Noma. Después de este palizón, nos tomamos una cervecita en Nyhavn (no tan cara como esperábamos) y volvemos a casa.
Como todo no va a ser cultura y además vamos con una peque
de tres años, nos guardamos un as en la manga para el penúltimo día: el Tivoli.
Es el parque de atracciones más antiguo del mundo y no nos lo queríamos perder.
Aunque evidentemente está modernizado y se van añadiendo atracciones según
pasan los años, tiene un ambiente a antiguo que nos gustó mucho. Fuimos a
primera hora y aun así, ya había una cola considerable. Ojo, la puerta no está
en la fachada que da a la plaza del Ayuntamiento, sino en un lateral. Hay
varios tipos de entradas, que compras tú mismo en unas máquinas expendedoras en
el exterior: la más barata es la que sólo da derecho a entrar y vale unos 15
euros al cambio (los menores de 8 años no pagan); a partir de aquí, podéis comprar la entrada y
algún tique suelto para subir a las atracciones o bien una entrada “todo
incluido” (ésta sí la pagan los menores). Era la primera vez que nosotros íbamos
a un parque de atracciones y no sabíamos si nos iba a salir a cuenta el todo
incluido (imaginaos que la niña coge miedo en la primera atracción y ya no
quiere probar ninguna más). Compramos la entrada barata y una vez dentro nos
subimos a dos atracciones sencillas que fueron un éxito. De todas formas, el
paseo ya vale la pena. Además hay parques infantiles geniales, instrumentos
musicales, animalitos, etc… que son gratuitos.
ROSKILDE
Durante los pocos días que pasamos en la capital sólo cogimos el coche una vez y fue para hacer una excursión a la ciudad de Roskilde, a una media hora de Copenhague. La ciudad es conocida por varios ítems turísticos: la Catedral, el Museo Vikingo y el Festival de música de Roskilde, uno de los mayores de Europa. Nosotros queríamos conocer la catedral y si podíamos el museo, pero la catedral nos gustó tanto que pasamos parte de la mañana dentro.
Es de estilo gótico y Patrimonio de la Humanidad desde 1995 y aunque el exterior puede parecer homogéneo, ya que es enteramente de ladrillo rojo, su interior es un batiburrillo de estilos (extensiones laterales, porches, capillas, etc). Esto es debido a que aquí se vienen enterrando los monarcas daneses desde el siglo XV, y cada uno se ha hecho la sepultura a su gusto, así que el interior del edificio ha sufrido varias modificaciones. De hecho, actualmente se está remodelando una zona para dar cabida al futuro sepulcro de la reina actual, Margarita II. Incluso hay expuesta una maqueta de lo que será su tumba, un ataúd de cristal estupendo. Actualmente, la entrada cuesta unos 10 euros al cambio.
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Catedral de Roskilde |
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La Nave Central |
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El Reloj de San Jorge |
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Detalles |
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Capilla de Christian IV |
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Detalles |
Otros datos:
Dinamarca es un país caro para nosotros y además todo es de pago, así que cualquier despiste puede desviar el presupuesto unos cuantos euros. Nosotros no cogimos ningún transporte público e hicimos pocas comidas fuera de casa, pero las veces que pisamos un restaurante, la cuenta no bajaba de los 60 euros. En los supermercados nos sorprendió la poca variedad de alimentos, sobre todo frescos (congelados y comida preparada, bastante más). El año anterior habíamos estado en Amsterdam y pensábamos que era la ciudad de las bicicletas, pero Copenhague (y el resto del país) no se quedan a la zaga. Cualquier pueblo o ciudad están absolutamente preparados para las bicis, con unos carriles a veces mejor acondicionados que la acera. Además las bicis se dejan en plena calle, apoyadas en las fachadas y sin cadenas, el nivel de robos debe ser muy bajo. El clima nos acompañó bastante, no nos vamos a quejar. Llovió fuerte una tarde (que pasamos en Ikea; sí, Ikea) y el resto fueron lloviznas insignificantes. Aunque por las noches refrescaba, durante el día la temperatura se mantuvo siempre entre 16 y 20 grados, ideal para hacer turismo sin pasar frío ni calor. Eso sí, aunque estábamos rodeados de mar, la playa ni pisarla. Ah, y puede parecer obvio, pero nos encanta que todo el mundo, toooodo el mundo habla inglés. ¿Cuándo aprenderemos?
Además de guías de viaje en papel, estas son las webs que más nos ha ayudado:
http://www.visitdenmark.es/es/dinamarca/turismo-en-dinamarca
http://www.egeskov.dk/en
https://www.tivoli.dk/en
http://www.visitodense.com/ln-int/odense/visitodense-0
RELATO DE VIAJE A DINAMARCA, por Miriam.